Etapa cuarta: El tocar el cielo con la punta de los dedos.

A medida que se conocen mejor y comienzan su relación, sienten que tienen una vida mágica, llena de sincronicidades que les indican que están en el camino correcto.

 

Notan mariposas en el estomago y que todo es perfecto. Recuerdan como han echado de menos a esa persona aun sin conocerla y vuelcan lágrimas de tristeza por el tiempo de separación, y de alegría por el reencuentro.

En mi caso pedía gestos a mi anterior pareja, cosas que no podía darme porque no entraban en su naturaleza, son las que ahora tengo con mi llama. Yo las recordaba y las notaba a faltar, olvidando que cada persona es como es y no se puede ni debe intentar cambiar a nadie.

 

 

 

Solo podemos transformarnos nosotras y cuando lo hacemos, normalmente, lo hace nuestro entorno. En todo caso, las personas decidirán si quieren seguir nuestro ejemplo o no, gracias a su libre albedrío.

 

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