Etapa séptima. La rendición

Etapa séptima. La rendición

Por fin, la calma, el respeto, el sostenerse la una en la otra, siempre que lo deseen, el sostenerse a sí misma sabiendo que si necesita y exige amor, ella misma puede dárselo, que es un ser completo y único. Que junto a su llama crece exponencialmente porque están en una dimensión distinta, de más alta frecuencia vibratoria, donde casi todo es posible.

Mi llama y yo, siempre nos hemos visualizado como una trilogía en esta dimensión, tú, yo y nosotros. Si lo tuviera que dibujar, serian dos círculos enteros, el y yo, con una parte de los círculos común, “el nosotros”.

En este momento, el ego de la relación se va disolviendo porque se hacen las cosas por el mayor bien del nosotros.

En nuestro caso, la idea del “nosotros, “fue de Xavi y a mí al principio me chirriaba un poco, porque deje de ser el centro de nuestro mundo, ahora era el ” nosotros” en valenciano, del que él y yo formamos parte. Es lo que tiene el precioso ego, que a veces se resiste.

Nuestra vida puede que resulte un poco especial pero en realidad lo es, es especial porque es nuestra, como cada cual elige la suya.

Desde el principio lo tenemos claro, el vive en su hogar, que comparte con su hija, yo en el mío y en cada uno tenemos espacios comunes que son del “nosotros”. También tengo que decir que nos conocimos viviendo en ciudades distintas y ahora vivimos a 5 minutos caminando el uno del otro. Es mi vecino preferido.

Uno de nuestros sueños son dos casitas enfrente del mar, juntitos con unos espacios comunes, “un nosotros” bien bonito.

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